Culturas Precolombinas colombianas (Muiscas o Chibchas)

Muiscas

Muisca
Muisca raft Legend of El Dorado Offerings of gold.jpg
Balsa Muisca, figura de la Leyenda de El Dorado
Población total7.504 personas (no incluyen a los descendientes mestizos)
Idiomamuisca (muyskkubun) y español (sukubun)
ReligiónCulto al dios sol,(Xue). Cristianismo luego de la conquista
Etnias relacionadasFamilia Chibcha: Tayronas.
Asentamientos importantes
1.Región Cundiboyacense (Bandera de Colombia Colombia)
Los muiscas (muyska: persona, gente) o chibchas son un pueblo indígena que habitó el altiplano cundiboyacense y el sur del departamento de Santander, en Colombia, desde el siglo VI a. C., y cuyos descendientes directos viven actualmente en localidades del distrito de Bogotá como Suba y Bosa, y en municipios vecinos como Cota, Chía y Sesquilé. Una parte importante de la población actual de la Cordillera Oriental de Colombia es resultado del mestizaje de los muiscas con otros pueblos, particularmente con los españoles. La lengua original de este pueblo fue el muyskkubun, de la familia lingüística chibcha. Actualmente es una lengua muerta, pues el 16 de abril de 1770, mediante Real Cédula, el rey Carlos III de España prohibió el uso de lenguas indígenas en sus dominios. Sin embargo, existen proyectos para revitalizar la lengua, tal como se hizo en el caso del idioma hebreo.
En la época prehispánica, los muiscas cultivaban maíz, papa, quinua y algodón, entre otros productos agrícolas. Eran excelentes orfebres, practicaban el trueque de mantas, sal, cerámicas, coca y esmeraldas con los pueblos vecinos (muzos, panches, sutagaos, guayupes, tecuas, achaguas, tunebos, lanches).

Organización sociopolítica

La confederación muisca era la unidad político-administrativa conformada en el momento de la llegada de los conquistadores, en 1537. La conformación presupuso el predominio de los psihipkua, jefes o caciques, dentro de cada comunidad. El origen y parte de la explicación de unidades políticas que trascendían la comunidad debe buscarse en los lazos de parentesco, como los que existían entre los caciques de Bacatá y Chía, Tunja y Ramiriquí o Duitama y Tobasía. Aunque la necesidad de unirse para ejecutar obras, comerciar o aliarse temporalmente durante las guerras haya desempeñado también un papel en la articulación confederal, entre los muiscas la tendencia preponderante llegó a ser la sujeción de las comunidades más débiles por las más fuertes, por medios militares.
El cacique dominante dentro de una confederación respetaba el gobierno autónomo de los caciques subordinados y mantenía la territorialidad de las respectivas comunidades, pero se convertía en el máximo jefe militar y además en el detentador final y principal beneficiario de un sistema de tributos comunitarios que ha sido documentado. Operaba una superposición de estructuras de caciques y comunidades dominantes, subdominantes y dominados, a la que le correspondían caciques de jerarquía diferente, que los españoles denominaron «señores» (psihipkua), «caciques» (uzake, eran convocados a los consejos), «capitanes» (sybintiba) y «capitanes menores» (utatiba). Se heredaba el cargo por línea materna.
Las confederaciones hermanas, ubicadas en el Altiplano Cundiboyacense, área central de la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, comprendían un territorio de aproximadamente 46.972 km2 (área un poco mayor que la de Suiza: 41.285 km2), desde el norte de el Chicamocha hasta el Páramo de Sumapaz, y desde las cimas hasta las faldas de la cordillera en la Cundinamarca oriental, limitando con los Panches y Pijaos. Dicho territorio tenía una población de aproximadamente un millón de habitantes, aunque los cálculos varían.
Las confederaciones conservan la soberanía, luego es inexacto hablar de un "reino muisca", y mucho menos de un "imperio muisca". No fue un reino porque no existía un monarca absoluto, y no fue un imperio porque los muiscas no sometieron pueblos no muiscas a su régimen político. En este sentido las confederaciones muiscas no pueden ser comparadas al Imperio azteca o al Imperio inca que le eran contemporáneos. La importancia política de la Confederación Muisca es que fue la más grande y la más organizada confederación de tribus del continente. Cada comunidad estaba regida por su jefe o cacique, tenía su autonomía y se sentían parte de su confederación.
Los muiscas no trataron de agregar a esas confederaciones a otras etnias, sino que sus jefes se batían entre ellos para unirse entorno al vencedor. La confederación, además de ser entre tribus hermanas, de la misma cultura e idioma, garantizaba el trueque y la defensa común ante enemigos externos. Por esta razón el ejército dependía directamente del máximo jefe de la confederación (Zipa o Zaque) conformado por los güechas, los tradicionales guerreros muiscas.

Gobernantes muiscas

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Al llegar los europeos, había dos confederaciones principales, la de Hunza (hoy Tunja), cuyo soberano era el Zaque y la de Bacatá cuyo soberano era el Zipa. Ambas confederaciones tenían relaciones políticas estrechas dada la afinidad étnica y cultural, pero mantenían rivalidad. Además de Bacatá y Hunza, los cronistas refieren la existencia independiente de las confederaciones de Duitama (Tundama), y Sogamoso (cuyo jefe era el Iraca).
  • Territorio del Zipa (Dividido en cinco cacicazgos):
  1. Cacicazgo de Guatavita: Guatavita, Sesquilé, Guasca, Sopó, Usaquén, Tuna, Suba, Teusacá, Gachetá, Chocontá y Suesca entre otras.
  2. Cacicazgo de Ubaque: Ubaque, Choachí, Chipaque, Cáqueza, Usme
  3. Cacicazgo de Fusagasugá: Fusagasugá, Pasca y Tibacuy.
  4. Cacicazgo de Ubaté: Ubaté, Cucunubá, Simijaca, y Susa.
La legislación muisca estaba basada en la consuetúdine, es decir, en la fuerza de la tradición. Un determinado comportamiento más o menos aceptado por el común y aprobado por la máxima autoridad (zipa o zaque), era tenida por todos como fuerza de ley. En tal sentido dicha manera de legislar corresponde naturalmente al modo organizativo de una confederación y de esta manera la normatividad muisca tenía un admirable nivel administrativo. Los recursos naturales no podían ser privatizados. Bosques, lagunas, páramos, ríos y recursos naturales en general pertenecían al bien de todos.

Economía
La confederación muisca explotaba los siguientes productos minerales:
  • Esmeraldas: aún hoy Colombia es el primer productor mundial de esmeraldas y son tenidas entre las más preciadas del planeta.
  • Las minas de cobre.
  • Carbón: tanto vegetal como mineral. Hoy todavía se siguen explotando minas de carbón, por ejemplo en Zipaquirá, y en este producto Colombia es una de las principales reservas mundiales.
  • Sal: las minas de sal de Nemocón, Zipaquirá y Tausa.
  • Oro: el oro era importado y llegó a ser tan abundante que fue material principal para la artesanía muisca común (orfebrería). A la llegada de los españoles, en la sabana de Bogotá se veían campanillas de oro colgando de los árboles. Este material dentro del territorio de la Confederación más la tradición de Guatavita crearían el mito de El Dorado.
Era una sociedad agrícola que tenía un complejo sistema de regadíos. Otras actividades económicas fundamentales eran la orfebrería y la cerámica. Se conservan piezas únicas del arte precolombino muisca de figuras de extraordinaria fineza.
De manera muy especial hay que mencionar la producción textil muisca. Al respecto dice Paul Bahn que las culturas andinas dominaron todas las técnicas de tejido y decoración y ya para el 3000 a. C. habían desarrollado los textiles de algodón y producían tejidos de extraordinaria delicadeza superiores en muchos casos a los contemporáneos. La arqueóloga Sylvia Broadbent —quien estudió tejidos pintados de algodón—, concluye que las técnicas de los muiscas eran complejas para producir telas de una sola pieza con innumerables entretejidos y una gran capacidad para resistir el tiempo.
El mercado era sitio obligado de la economía de las comunidades, que practicaban la compra-venta y aún más el trueque. Allí se cambiaban productos de primera necesidad como el maíz, la sal, miel, frutas, granos y mantas e incluso artículos de lujo como plumas de pájaro, cobre, algodón, coca y caracoles marinos importados desde el territorio Tairona. Bacatá, Chocontá Pacho y Hunza tenían los más grandes mercados de todo el territorio. La moneda general eran unos «tejuelos» redondos de oro, aunque esmeraldas, sal, coca y mantas de algodón también fueron usadas como equivalentes monetarios o para facilitar el trueque.

Idioma

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El idioma muisca (autoglotónimo muyskkubun), pertenece a la familia lingüística de lenguas chibchas, que se extendió por varias regiones de Centroamérica y el norte de Suramérica. Los tayrona y los U'wa, que pertenecen a la misma familia muisca, hablan un idioma relacionado, lo que permitió que los tres pueblos establecieran fuertes nexos de intercambio económico y cultural. Pese a la imposición del castellano (sukubun), el muyskkubun como lengua de sustrato se adaptó a la fonología del español y dejó su huella en el habla de gran parte de los habitantes del Altiplano Cundiboyacence en relación con topónimos, antropónimos, verbos, y sustantivos en general, que son los que ahora son calificados de muisquismos, entre los que se pueden destacar, como los más posibles:
Jute (Podrido) de futynsuka.
Tote, totear (Objeto que revienta, reventar) de tohotysuka.
Chichí (Orina) de chychysuka
Güeba (Pendejo) de ueba (advenedizo, forastero)
Soco (Rápido, ligero) de supkua.
Turmequé (Tejo)
Pichar (Copular) de bchiskua.
Chisa (Larva de escarabajo) de zisa.
  • Toponimia: kyka significa mundo, pueblo, patria,de donde sale la palabra kykasbtaskua (desterrar). Por otra parte, la letra R no figura en el idioma puro; de aquí se desprende que la palabra quira, tan frecuente en los nombres de pueblos y ciudades muiscas, debió de pronunciarse primitivamente kyka. Sin embargo, es de notarse que en esta forma sólo aparece como componente de un nombre de una ciudad ideal: "el cielo", que se decía Guatkyka,"ciudad de lo alto"; al paso que en todos los demás nombres geográficos suena quira o quirá, como en Zetaquirá (ciudad de la culebra), Zipaquirá (ciudad del Zipa), Chiquinquirá (ciudad del Chyquy o Jeque, como decían los españoles) y Sotaquirá o Sutaquirá (ciudad de Suta).
  • Nombres naturales: la curuba y la uchuva, por ejemplo, son frutas. También la palabra chucua para designar un pantano.

Cultura


Ruinas de un antiguo observatorio solar muisca en el sitio El Infiernito (en las cercanías de Villa de Leyva).
Los muiscas constituían y constituyen una sociedad agrocerámica y manufacturera perteneciente a la región andina del norte de Suramérica. La manera de organización política ya descrita los hacía una unidad cultural compacta y disciplinada. Los aportes de los muiscas a la identidad nacional colombiana hoy son incuestionables, más aún porque la Confederación chibcha no era otra cosa que la máxima representación político-organizativa de una cultura y una familia lingüística mayor. El estudio de la cultura muisca es motivo de permanente investigación y ello contribuye en parte a entender la identidad del colombiano.

Religión

Los sacerdotes se formaban desde la infancia y eran los responsables de dirigir las principales ceremonias religiosas. Nadie más que los sacerdotes podía entrar al interior del templo. La religión muisca contemplaba los sacrificios humanos, pero es probable que a la llegada de los españoles estos hubieran desaparecido tiempo antes y los relatos de sacrificios humanos entre los muiscas sean historias transmitidas por tradición oral, pues no existe un testimonio de primera mano que mencione un sacrificio humano contemporáneo a la presencia de los españoles. En todo caso las fuentes coinciden en que cada familia debía ofrecer un hijo a los sacerdotes, el cual era criado por ellos como persona sagrada y a los 15 años era sacrificado a Xue, lo que constituía un honor para la familia y para la víctima. Junto a las actividades religiosas, los sacerdotes participaban de la vida de la comunidad con recomendaciones acerca de la agricultura o mediando en casos de conflicto entre los líderes políticos.

Culto solar

Si bien no era un calendario muy preciso, los muiscas conocían el solsticio de verano (el día más largo del año, que cae en el 21 de junio). Esa era la fecha indicada para rendir culto a Xue (el dios Sol). El templo de Sue estaba en Sogamoso, la ciudad sagrada del sol y sede del iraca (sacerdote). De ese culto viene el nombre de la ciudad: Suamox o Sugamuxi. Una procesión de la corte del zipa se dirigía al Templo del Sol y el día era motivo de gran fiesta y alegría entre el pueblo quienes se pintaban el cuerpo y se embriagaban con chicha. Se hacían ofrendas a Sue para pedir por la bendición de las cosechas anuales. También era el único día en el cual la gente podía ver al zipa.

Mitología

Artículo principal: Mitología muisca

Monumento a Bochica en el municipio de Cuitiva (Boyacá).
La mitología muisca estaba muy bien documentada gracias a que el territorio de la Confederación muisca fue escogido como sede de la administración colonial en una nueva unidad administrativa de un territorio más vasto conocido como Nuevo Reino de Granada. Ese factor permitió que los más destacados cronistas se establecieran en Bogotá y recopilaran mucha información de primera mano.
  • Sue (El Sol): era el padre del partenón muisca y su templo estaba en Sugamuxi o Suamox (Sogamoso), ciudad sagrada del sol. Era este el dios más venerado, especialmente por los súbditos del Zaque que se consideraban hijos de Xue y que le rendían culto a base de sacrificios humanos muy sangrientos y del consumo de ojos de niños, los cuales eran extraidos en el momento mismo del ritual.
  • Chía (La Luna): su templo estaba en lo que hoy conocemos como el municipio de Chía y era venerada especialmente por los súbditos del zipa, que se consideraban sus descendientes.
  • Bochica: este misterioso personaje no era propiamente un dios, pero era digno de gran veneración. Como sucede con seres mitológicos de otros pueblos, quizá se trate de un antiguo jefe o héroe inmortalizado en los relatos que protagoniza. Dice de él el relato que en la sabana, vivían los muiscas, pero se habían cansado de las inundaciones, que podían ser causadas o por Huitaca, la hermosa y malvada mujer, o Chibchacum (el protector de los agricultores). Entonces, del cielo salió un arco iris, y de él bajó un hombre blanco, con barbas blancas y túnica. Éste dijo llamarse Bochica y les enseñó a tejer. Bochica escuchó las quejas de los muiscas sobre las inundaciones, y con su bastón de oro partió dos piedras al borde del precipicio donde terminaba la sabana y salió toda el agua, creándose el salto de Tequendama. Bochica castigó a Huitaca y Chibchacum. A la primera la convirta en lechuza, y obligándola a cargar el cielo. A Chibchacum, lo obligó a cargar la tierra, y cada vez que se la cambia de hombro, la tierra tiembla.[cita requerida] Se creía que los zipas eran descendientes de la luna (Chía) y los Zaques del sol (Xue).

La estatua de la Diosa del Agua fue tallada en piedra por la escultora bogotana María Teresa Zerda. La Diosa del Agua - Sie se identifica con Bachué.
  • Bachué: la madre de los muiscas. Dice de ella el relato que un día, de la laguna de Iguaque, salió una mujer esbelta y bella, con un niño en sus brazos. Ella (Bachué), se sentó a la orilla de la laguna y esperó hasta que su hijo creciera. Cuando este alcanzó la edad suficiente, se casaron y tuvieron muchos hijos, siendo estos hijos los muiscas. Bachué les enseñó a cazar, cultivar, respetar las leyes y adorar a los dioses. Bachué fue tan buena, que los mismos muiscas se referían a ella también como Furachoque (‘mujer buena’, en chibcha). Cuando ya eran muy viejos, Bachué y su Hijo-Esposo decidieron volver a Iguaque y se convirtieron en serpientes sumergiéndose en el lago. Ese día los muiscas, a pesar de su tristeza sabían que Bachué, su madre, era feliz. De la leyenda existen otras versiones. Por ejemplo aquella que dice que después de sumergirse en Iguaque, Bachué asciende al cielo para converirse en Chía, mientras que en otros versiones Chía es una diosa diferente de Bachué.